Pontificia
Academia para la Vida
con ocasión del
XXV aniversario de su institución
Con ocasión
del 25º aniversario de la institución de la Pontificia Academia para la Vida, celebrado
el 11 de febrero de 2019, el Papa Francisco ha escrito una extensa carta
titulada Humana communitas (La comunidad humana).
En el
documento, que fue presentado el 15 de enero de 2019 en la Oficina de Prensa de
la Santa Sede, podemos encontrar un llamamiento a "proteger y promover la
vida humana", en todas sus etapas y constata que los hombres y mujeres de
nuestro tiempo están a menudo desmoralizados y desorientados, sin ver. El Papa
considera urgente «articular una síntesis antropológica que esté a la altura de
los desafíos de esta época»". Somos plenamente conscientes de que el
umbral del respeto fundamental de la vida humana está siendo transgredido hoy
en día de manera brutal, no solo por el comportamiento individual, sino también
por los efectos de las opciones y de los acuerdos estructurales..."
También
reflexionó sobre la historia de la Pontificia Academia para la Vida, desde su
fundación por el Papa San Juan Pablo II, su historia y su futuro. En esta
misión, nos alientan las señales de que Dios está trabajando en nuestro tiempo,
y expresó su deseo de que ésta, sea un lugar lleno de valentía para la
interacción y el diálogo al servicio del bien de todos, porque “ser miembros
del único género humano, exige un enfoque global y nos pide a todos que
abordemos las cuestiones que surgen en el diálogo entre las diferentes culturas
y sociedades, que están cada vez más estrechamente relacionadas en el mundo de
hoy”.
La Academia
tendrá su próxima Asamblea General el próximo mes, del 25 al 27 de febrero de
2019, en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano, con el tema 'Robo-ética'.
Personas, máquinas y salud.
Resumen:
La
comunidad humana ha sido el sueño de Dios desde antes de la creación del mundo
(cf. Ef 1,3-14). El Hijo eterno engendrado por Dios tomó en ella carne y
sangre, corazón y afectos. La gran familia de la humanidad se reconoce a sí
misma en el misterio de la generación. De hecho, entre las criaturas humanas la
iniciación familiar en la fraternidad puede ser considerada como un verdadero
tesoro escondido, con vistas a la reorganización comunitaria de las políticas
sociales y a los derechos humanos.
La
Fraternidad, ese “tesoro escondido” tan fácil de perder
La vida
surge de la pasión de Dios por la criatura humana, hecha a su imagen, y es
precisamente “la relación entre hombre y mujer el lugar por excelencia en el
que toda la creación se convierte en interlocutora de Dios y testigo de su
amor”.
La gran
dificultad es “la desconfianza recíproca entre los individuos y entre los
pueblos” que “se alimenta de una búsqueda desmesurada de los propios intereses
y de una competencia exasperada, no exenta de violencia”.
“La
distancia entre la obsesión por el propio bienestar y la felicidad compartida
de la humanidad se amplía hasta tal punto que da la impresión de que se está
produciendo un verdadero cisma entre el individuo y la comunidad humana”.
No estamos
dando la relevancia necesaria a la “cuestión de la unidad de la familia humana
y su futuro”.
La paradoja:
degradación espiritual y progreso tecnológico
Resulta que
unos recursos económicos y tecnológicos que “nos permitirían cuidar
suficientemente de la casa común y de la familia humana”, son precisamente los
que provocan “nuestras divisiones más agresivas y nuestras peores pesadillas.
“Los pueblos sienten aguda y dolorosamente, aunque a menudo confusamente, la
degradación espiritual —podríamos decir el nihilismo— que subordina la vida a
un mundo y a una sociedad sometidos a esta paradoja. La tendencia a anestesiar
este profundo malestar, a través de una búsqueda ciega del disfrute material,
produce la melancolía de una vida que no encuentra un destino a la altura de su
naturaleza espiritual”.“ El sistema económico y la ideología del consumo
seleccionan nuestras necesidades y manipulan nuestros sueños ”
¿Qué puede
hacer la Iglesia?
“Debemos
preguntarnos seriamente – dice – si hemos hecho lo suficiente para dar nuestra
contribución específica como cristianos a una visión de lo humano que es capaz
de sostener la unidad de la familia de los pueblos en las condiciones políticas
y culturales actuales”.
Reaccionar
frente a la división y la indiferencia
“El pueblo
cristiano, haciendo suyo el grito de sufrimiento de los pueblos, debe
reaccionar ante los espíritus negativos que fomentan la división, la
indiferencia y la hostilidad. Tiene que hacerlo no solo por sí mismo, sino por
todos.
Perseguir una
nueva perspectiva ética universal
“Es urgente
que los ancianos crean aún más en sus mejores “sueños” y que los jóvenes tengan
“visiones” capaces de impulsarles a comprometerse con valentía en la historia”.
Y agrega que el objetivo a perseguir a nivel cultural es “una nueva perspectiva
ética universal, atenta a los temas de la creación y de la vida humana”.
Hay que
favorecer el humanismo frente a la voluntad de poder que se sirve del firme
apoyo del mercado y la tecnología.
La Diversidad
humana es un bien absoluto
“La
diversidad de la vida humana es un bien absoluto, digno de ser custodiado
éticamente y muy valioso para la salvaguardia de toda la creación.
La
construcción de una fraternidad universal
Hay que
relanzar una nueva visión de un humanismo fraterno y solidario de las personas
y de los pueblos: la familia humana es
signo de la vitalidad de Dios Padre y promesa de un destino común para la
redención de todo el amor que, ya desde ahora, la mantiene viva.
Hay algunas
iniciativas y gestos de tutela de la vida
“Los gestos
de acogida y defensa de la vida humana, la difusión de una sensibilidad
contraria a la guerra y a la pena de muerte”, el “interés creciente por la
calidad de la vida y la ecología” y la “difusión de la bioética”.
Es
necesario comprometerse con la promoción y protección de la vida humana en todo
su desarrollo, la denuncia del aborto y de la supresión de los enfermos como
males gravísimos que contradicen el Espíritu de vida y nos hunden en la
anti-cultura de la muerte.
Incorporar el
anuncio del Evangelio en la experiencia concreta
Para
comprender “el sentido de la vida humana”, hay que hacer referencia a la “dinámica
de la generación” para evitar de esta manera “reducir la vida a un concepto
puramente biológico o a una idea universal abstraída de las relaciones y de la
historia”.
“La
posibilidad de orientar el desarrollo económico y el progreso científico hacia
la alianza del hombre y de la mujer, para el cuidado de la humanidad que nos es
común, y hacia la dignidad de la persona humana, se basa ciertamente en un amor
por la creación que la fe nos ayuda a profundizar e iluminar”.
“La perspectiva de la bioética global, con su
amplia visión y su atención a las repercusiones del medio ambiente en la vida y
la salud, constituye una notable oportunidad para profundizar la nueva alianza
del Evangelio y de la creación”.
El Papa
insta a participar “en la reflexión sobre los derechos humanos, que son un
punto central en la búsqueda de criterios universalmente compartidos”.
Que las
Nuevas tecnologías no oscurezcan la alegría de la fraternidad.
Las
tecnologías de la información y de la comunicación, las biotecnologías, las
nanotecnologías y la robótica. Es necesario comprender los cambios profundos
que se anuncian en estas nuevas fronteras, con el fin de identificar cómo
orientarlas hacia el servicio de la persona humana, respetando y promoviendo su
dignidad intrínseca.
También “la
medicina y la economía, la tecnología y la política que se elaboran en el
centro de la ciudad moderna del hombre, deben quedar expuestas también y, sobre
todo, al juicio que se pronuncia desde las periferias de la tierra”
Debemos
reconocer que la fraternidad sigue siendo la promesa incumplida de la
modernidad. La fuerza de la fraternidad, que la adoración a Dios en espíritu y
verdad genera entre los humanos, es la nueva frontera del cristianismo.